mayo 09, 2006

Cumbre energética.

Publicado en El Economista Digital.

Por Alfredo García

De lo dicho a lo hecho. Los presidentes de Argentina, Brasil, Venezuela y Bolivia se reunieron ayer en la población argentina de Puerto Iguazú para hacer avanzar la integración energética en el nuevo escenario regional, surgido a partir de la decisión boliviana de nacionalizar sus hidrocarburos.

El encuentro siguió a una visita relámpago del presidente venezolano Hugo Chávez a La Paz para concretar la alianza estratégica, que será firmada dentro de dos semanas, entre las empresas estatales PDVSA de Venezuela y YPFB de Bolivia. Ambos países poseen las mayores reservas de gas del continente.

La nacionalización de los hidrocarburos en Bolivia fue el centro de la lucha popular de la nación andina durante los últimos 5 años. Tres presidentes renunciaron por su incapacidad, como servidores públicos, de implementar la demanda de la mayoría del pueblo boliviano. Durante la campaña presidencial la nacionalización de los recursos naturales fue el centro del programa del líder indígena Evo Morales, elegido por abrumadora mayoría.

Nadie pudo ser sorprendido. Sin embargo la primera reacción internacional se hizo sentir en la Bolsa de Valores. Las acciones de las petroleras que operan en Bolivia cayeron, mientras el precio internacional del crudo en el mercado de Londres alcanzó la cifra récord de casi 98 dólares.

En medio de una campaña mediática entre "sorpresa y contrariedad" hacia la decisión soberana de los bolivianos, la empresa brasileña Petrobras, la española Repsol y la argentina Transierra, fueron las primeras en comunicar oficialmente su disposición de acatar el decreto de nacionalización. La buena noticia es que a partir de ahora el gobierno boliviano podrá garantizar la seguridad jurídica de las multinacionales y sus correspondientes utilidades, abriendo mejores expectativas para nuevas inversiones.

Aun cuando son muchas las coincidencias estratégicas de Brasil y Argentina con Bolivia, ambos gobiernos y sus empresas formaban parte de la explotación neoliberal de sus recursos naturales. Brasil y Argentina son los mayores importadores de gas boliviano. Los argentinos importan el 4% de su consumo total, mientras que en Brasil la cifra asciende al 24,3%. El 75% del gas utilizado en San Pablo, su motor industrial, proviene de Bolivia.

El precio actual del gas ronda los 3 dólares por millón de BTU (la unidad térmica que se utiliza para medir su comercialización). Bolivia incrementará el precio a 5 dólares, lo cual todavía sigue siendo un precio preferencial para brasileños y argentinos. El decreto de nacionalización, permite a Bolivia un ingreso fiscal de 780 millones de dólares.

Con la dinámica y transparente negociación del ALBA, en contraste con el lento y torcido proceso de los TLC conocidos, cuatro importantes países sudamericanos se benefician del rescate de la soberanía boliviana sobre sus recursos naturales. En primer lugar la propia Bolivia. Brasil, Argentina y Venezuela, decidieron que el gobierno boliviano se integre al trabajo de preparación, planificación y proyección del gasoducto del Sur. De inmediato Venezuela ayudará económicamente a Bolivia para instalar una planta de gas en la región sureña de Tarija, que brinde valor añadido al gas que el país exporta a Brasil y Argentina.

48 horas después de la nacionalización de los hidrocarburos, los trabajadores bolivianos fueron beneficiados con un decreto que incrementó el salario mínimo de 440 a 500 bolivianos, (63 dólares), así como la restitución de la estabilidad laboral que había sido derogada por el modelo neoliberal desde 1985.