mayo 05, 2006

Los cuatro presidentes que eligieron estar tres horas a solas y sin testigos.

Publicado en Clarín.

Los mandatarios aceptaron el ingreso de sus respectivos cancilleres recién sobre el final de la reunión. Néstor Kirchner fue el primero en llegar. El venezolano Hugo Chávez, el último en retirarse.

PUERTO IGUAZU. ENVIADOS ESPECIALES


Néstor Kirchner habitualmente es el último en llegar a las cumbres presidenciales. Pero ayer fue el primero en aterrizar en Puerto Iguazú. A las 10, el Tango 01 llegaba al aeropuerto local. Una hora después, arribó Lula. Y quince minutos más tarde, Evo Morales y Chávez.

La cumbre se hizo en el Iguazú Grand Hotel. Es un edificio bajo, de ladrillos a la vista, rodeado de un jardín tropical, con piletas de un azul espléndido. Para entrar al hotel, los presidentes debieron sortear una hilera de autos brasileños que hora tras hora hacen cola frente a una Repsol-YPF donde compran nafta más barata que en su país, síntoma claro de otra de las asimetrías de la región.

Los presidentes estuvieron algo más de tres horas a solas. Y sólo aceptaron el ingreso de los cancilleres 15 minutos antes de terminar el encuentro. Ya habían pasado las 3 de la tarde cuando salieron del coqueto salón Los Lirios, de un rojo subido, donde se armó la mesa cuadrada del diálogo. Se pararon al aire libre para las fotos de rigor, y luego atacaron el almuerzo, en un comedor de colores pastel en el que casi ninguna copa lucía con vino: había mucha agua y gaseosas.

Los cuatro presidentes, más el gobernador local, Carlos Rovira, el jefe de Gabinete, Alberto Fernádez, el asesor presidencial brasileño Marco Aurelio García y dos traductores (uno brasileño, otro argentino) ocupaban la mesa principal. Allí, Evo Morales fue el que se mostró más entusiasmado en la comida, mientras el resto prefirió la charla. En otras dos mesas se repartieron ministros y secretarios.

Decenas de policías rodeaban el hotel de la cumbre, pero adentro las medidas de seguridad eran laxas, demostrando la urgencia con que se armó la reunión. Esa misma urgencia que permitió al PJ local llegar a colgar sólo dos carteles entre el aeropuerto y la sede del encuentro. En uno decía "Bienvenido Sr. Presidente", así en singular. En el otro, "Coraje, Kirchner".

Tras el almuerzo, los cuatro presidentes pasaron a un salón donde se había montado una curiosa conferencia de prensa: las primeras 10 filas de asientos estaban ocupadas por funcionarios de las delegaciones. Atrás, un pequeño vallado, y más atrás los periodistas. Sólo se permitió una pregunta por país, y sólo debía estar destinada a un presidente. Las respuestas de Lula y Chávez fueron aplaudidas por sus respectivos funcionarios. Al terminar ese período, casi posando para las fotos, Kichner, Lula, Chávez y Morales se quedaron conversando sobre el estrado, prodigándose sonrisas, abrazos y gestos de cordialidad. El mensaje de que el encuentro había sido "el mejor de los que hemos tenido", como destacaron cada uno de los presidentes, tenía que tener su correlato de imágenes.

Minutos después, los presidentes bajaban a sus habitaciones y con una velocidad que sorprendió se subieron a los Mercedes Benz que esperaban en la puerta y salieron hacia el aeropuerto. Como otras veces, Chávez fue el último, el que se permitió dar un par de pequeñas conferencias de prensa adicionales y el que se sacó fotos con cada uno que se lo solicitó. Cuestiones de estilo.